Todos los alimentos perecederos deben ser almacenados en frío para conservarlos en buenas condiciones y evitar la contaminación y proliferación de gérmenes. Es muy importante NUNCA ROMPER LA CADENA DE FRÍO. Por lo tanto, es necesario asegurarse de recibirlos a la temperatura adecuada y almacenarlos inmediatamente según corresponda. El frío no cambia la esencia del producto, es decir; se conserva su sabor, color, olor y textura original. Para una óptima conservación mediante bajas temperaturas es importante tener en cuenta aspectos como la temperatura, la humedad, la circulación e intercambio del aire, y la duración que requiere cada tipo de alimento. Existen varias formas de almacenamiento de alimentos en frío.
Refrigeración: Consiste en someter los alimentos a la acción de bajas temperaturas, con el fin de inhibir o detener la velocidad de proliferación microbiana y enzimática, sin alcanzar la congelación. Es importante que la temperatura y la humedad se mantengan uniformes y sean las apropiadas para cada tipo de alimento. Se recomiendan las siguientes temperatura de refrigeración: Carne y Aves: 0º - 4º C Pescado: 0º - 3º C Frutas y Verduras: 7º - 10 ºC Lácteos: 0º - 8º C Productos cocinados: 0º - 4º C
Los retos actuales para la instalación de sistemas de refrigeración industrial son los que rodean a toda empresa en tiempo de extrema conectividad tecnológica, ahorro energético y preocupaciones ambientales.
La industria de la refrigeración se enfrenta a la necesidad de crear proyectos eficientes que garanticen el mejor aprovechamiento de la inversión.
Toda instalación en sistemas de refrigeración industriales debe tener en cuenta la innovación para lograr la competitividad.
El mantenimiento especializado, la supervisión, prevención de problemas y capacitación, con premisas básica en las cuales todos los involucrados son responsables de su buen funcionamiento.